“Hemos visto dos años de transformación digital en tan solo dos meses”.  Palabras de Satya Nadella, CEO de Microsoft, voz más que autorizada para hablar de este fenómeno global, pero que quizá le quede un poco lejana la realidad peruana. Aquí “la yapa” será de por lo menos 3 años.

La verdad es que con el desconfinamiento no esperamos ver coches voladores, ni tubos kilométricos de transporte de personas, pero lo que es seguro es que este salto temporal ha convertido en papel mojado muchos planes estratégicos de transformación digital de las compañías. Seguramente algunas de las capacidades que las compañías tenían a inicios de 2020, ya no aportan el mismo valor ahora en julio de 2025. Los mismo ocurre al revés, en 2025 requerimos capacidades nuevas que hasta hace 100 días pensábamos que tendríamos unos cuantos años para implementar. “Nunca pienso en el futuro, llega demasiado pronto”. Una vez más, Einstein teniendo razón.

Por ese motivo, se da la paradoja de que los líderes de las organizaciones por un tiempo vamos a dejar de trabajar con una proyección a 5 años. Las consecuencias de esta coyuntura han desencadenado que al menos durante un tiempo, dejemos de trabajar en nuestra competitividad futura y trabajemos en la presente. ¡¡En estos 100 días hemos bajado más en la pirámide de Maslow que las Bolsas en marzo!! Como un antiguo sabio dijo, “La visión está muy bien, siempre y cuando la conexión de internet de todos tus colaboradores esparcidos por la geografía peruana, y el programa de videollamadas de turno estén operativos.”

¿Qué alternativas tenemos para pivotar en tiempos tan convulsos?

Apalancándome en el argot de la inversión, creo que lo primero que hay que tener claro que «Rentabilidades pasadas no garantizan rentabilidades futuras». El cambio de paradigma es tan profundo que para asegurar la sostenibilidad de los negocios, como tantas otras veces en las compañías, la clave son los colaboradores.

¿Cuántas veces hemos oído que esto de la transformación digital no va tanto de tecnología sino de personas? Las organizaciones tienen el desafío de reducir el gap entre la mentalidad del 2020 de sus colaboradores, frente a la forma de trabajar y las herramientas del 2025 con las que contamos en la actualidad.

Ahora es el momento de la verdad (MOT) sobre la teoría de las organizaciones ágiles y equipos multidisciplinarios y resilientes. Todo esto ya es una realidad que estamos aplicando sin anestesia ni red. Ahora se hace evidente, más que nunca, que una cultura acertada a merced del talento, unido a un liderazgo transformador, son la receta para que las compañías que eran competitivas en 2020, lo sigan siendo ahora, en 2025.